El Señor de los Milagros, el Cristo de
moreno, recorre las calles de nuestra ciudad capital llevando su mensaje de
salud, de esperanza, de protección y de paz, pero sobre todo de misericordia.
Cuando un periodista le preguntó al Papa
Francisco quien era El, respondió: “Soy un pecador en quien el Señor ha puesto
los ojos. Soy alguien que ha sido mirado por el Señor. Mi lema, ‘Miserando
atque eligendo', es algo que, en mi caso, he sentido siempre muy verdadero”. M
isericordia, viene de dos palabras latinas: Miser que significa miserable o
desdichado y cor(cordis) que significa corazón y por desplazamiento sede del
sentimiento . Es decir, es la capacidad de sentir la desdicha de los demás.
La misericordia es empatía con el débil.
El Papa dijo: “Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor
urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de
los fieles, cercanía, proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña
tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el
colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas... y hay que comenzar por
lo más elemental”.
Queremos concluir esta reflexión con las
palabras del mismo Santo Padre: “Los ministros de la Iglesia deben ser, ante
todo, ministros de misericordia. A las personas hay que acompañarlas, las
heridas necesitan curación”.
Que el Señor de los milagros nos haga
ministros de justicia y de misericordia.
P. Guillermo Inca Pereda OSJ
Secretario Adjunto
Fuente: Conferencia Episcopal Peruana
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