Una organización de apoyo a la obra misional de la Iglesia Católica en la Diócesis de Puno. Fundado el 4 de Julio de 1964. Somos integrantes de la red nacional de Cáritas del Perú.

lunes, 7 de enero de 2013

La Epifanía del Señor


La Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV. Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa "manifestación", pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos.


Tres misterios se han solido celebrar en esta sola fiesta, por ser tradición antiquísima que sucedieron en una misma fecha aunque no en un mismo año; estos acontecimientos salvíficos son la adoración de los magos, el bautismo de Cristo por Juan y el primer milagro que Jesucristo, por intercesión de su madre, realizó en las bodas de Caná y que, como lo señala el evangelista Juan, fue motivo de que los discípulos creyeran en su Maestro como Dios.

Para los occidentales, que, como queda dicho más arriba, aceptaron la fiesta alrededor del año 400, la Epifanía es popularmente el día de los reyes magos. En la antífona de entrada de la misa correspondiente a esta solemnidad se canta: "Ya viene el Señor del universo. en sus manos está la realeza, el poder y el imperio". El verdadero rey que debemos contemplar en esta festividad es el pequeño Jesús. Las oraciones litúrgicas se refieren a la estrella que condujo a los magos junto al Niño Divino, al que buscaban para adorarlo.

Precisamente en esta adoración han visto los santos padres la aceptación de la divinidad de Jesucristo por parte de los pueblos paganos. Los magos supieron utilizar sus conocimientos-en su caso, la astronomía de su tiempo- para descubrir al Salvador, prometido por medio de Israel, a todos los hombres.

“Ser Mejores en el 2013”


El Arzobispo del Cusco, Monseñor Juan Antonio Ugarte Pérez, pidió a todos los fieles en el inicio de este año 2013 hacer un serio y profundo examen de conciencia, para plantearnos metas ambiciosas pero asequibles a la vez. Recomendó que entre nuestros planes esté el trazarnos metas para ser más humanos, cristianos, eliminar nuestros defectos, potenciar nuestras virtudes, ser persistentes en nuestra lucha personal para ser mejores cada día, es decir, proponernos una verdadera conversión.

El Arzobispo recordó que la vida que estamos viviendo aquí en la tierra, no es la más importante, sino la que viene después, donde tendremos el premio o castigo de nuestros actos, de allí la importancia de ser buenos actores en el papel que nos toca desempeñar en la vida, entregándole todo a Dios. 


Fuente: Conferencia Episcopal Peruana