En Navidad “Dios se hace hombre para que
el hombre llegue a Dios”. Dios se hace Niño como un desborde del amor infinito
de Dios. Mirando hacia Belén: un niño recostado en un pesebre!... rodeado por
la sencillez de los pastores y en el canto apoteósico de los Ejércitos
Celestiales, experimentamos un vértice de la historia: un abrazo entre el
tiempo y la eternidad, entre los frágil y lo imperecedero.
El tiempo de Adviento, al prepararnos
para la Navidad, nos fue revelando el misterio del Dios. Nos hizo conocer la
belleza misteriosa que envuelve la omnipotencia de Dios y que atrae a quien lo
ha develado hacia una entrega total. Sí, Dios es bello y fascinante y nos
revela su encanto en el niño Jesús que nace de María y recibe el calor del amor
paternal de José, en la ciudad de Belén.
Acercarnos a la Navidad nos exige romper
las ataduras del odio, del resentimiento y de la indiferencia. Este tiempo es
una ventana hacia el perdón. Nadie puede amar ni sonreír sino es capaz de
perdonar de corazón. Solamente puede unirse a los ángeles para entonar el canto
de la paz quien ha roto las cadenas que lo ataban lejos del amor.
Dios está cerca de nosotros: En el silencio
de la Eucaristía. En la voz que proclama su Palabra. En la mirada del pobre que
llama a la bondad. En el candor de la naturaleza que habla de su creador. En la
inocencia del niño, resplandor de la pureza original del hombre creado a imagen
de Dios. Acerquémonos a El, Jesús nos espera en la noche de Navidad.
Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2014
P. Guillermo Inca Pereda OSJ
Secretario Adjunto
Fuente: Conferencia Episcopal Peruana
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