La
Iglesia católica peruana, dedica su vigésima tercera campaña de solidaridad
COMPARTIR a los ancianos y niños. Con una particularidad, que la mirada es
sobre los ancianos abandonados y los niños con vih-sida y en riesgo moral.
El
50% de adultos mayores en el Perú sufre algún tipo de maltrato por parte de sus
familiares, en especial el abandono, la intolerancia y la indiferencia. Sin
embargo, en el país existe legislación orientada a la defensa y protección de
las personas de la tercera edad, como la ley 28803, que garantiza los derechos
de los ancianos y determina que sus familias tienen la obligación de velar por
ellos en pro de su bienestar.
Las zonas donde existe mayor cantidad de maltrato hacia los adultos mayores, son los distritos de Lima Norte y Lima Sur; pero también se reporta abusos en la sierra del país, los que no son denunciados por un tema de ignorancia de las víctimas. Esto nos demuestra que en el Perú aún falta tomar conciencia sobre la importancia que los ancianos tienen en la vida familiar y social del país.
Muchos
de nuestros mayores han gastado su vida por el bien de su familia y de la
comunidad, desde su lugar y vocación. Merecen ser reconocidos como hijos e hijas
de Dios, llamados a ser queridos, en particular, por la cruz de sus dolencias,
la capacidad disminuida o la soledad. La familia no debe mirar sólo las
dificultades que trae al convivir con ellos o al atenderlos. La sociedad no
puede considerarlos como un peso o una carga y menos condenarlos a una vida de
desamparo. Por otro lado es lamentable que las políticas sociales no se ocupan
suficientemente de los mayores ya jubilados, pensionados, enfermos o
abandonados.
La
Iglesia peruana, se siente comprometida con este sector de la población a
procurar la atención humana integral, ayudándoles a vivir el seguimiento de
Cristo en su actual condición. Es urgente recuperar una adecuada perspectiva
desde la cual se ha de considerar la vida en su conjunto. Esta perspectiva es
la eternidad, de la cual la vida es una preparación significativa en cada una
de sus fases. También la ancianidad tiene una misión que cumplir en el proceso
de progresiva madurez del ser humano en camino hacia la eternidad. Además los
ancianos, gracias a su experiencia, están en condiciones de ofrecer a los
jóvenes consejos y enseñanzas.
También
este año, nuestra mirada será para con los niños que sufren de VIH-Sida, la
tuberculosis y las situaciones de riesgo moral. Aparecida invoca en el 439: “vemos
con dolor la situación de pobreza, de violencia intrafamiliar, de abuso sexual,
por la que atraviesa un buen número de nuestra niñez: …niños portadores de
vih-sida. Sobre todo, la primera infancia (0 a 6 años) requiere de una atención
especial y cuidado. No se puede permanecer indiferente ante el sufrimiento de
tanto niño inocente.
Un
total de 11.639 personas que viven con el VIH recibe el Tratamiento
Antirretroviral de Gran Actividad (Targa) a escala nacional, entre ellas hay
345 niños.
Por
ello, la campaña Compartir, como reiteramos pone su mirada en estos rostros de
niños que son de Cristo sufriente y para ellos se pide respeto, acogida,
cuidado y su defensa como predilectos del Reino y la atención a su promoción
integral. Y en general este 2012, la campaña de solidaridad Compartir de la
Conferencia Episcopal Peruana nos convoca a reflexionar y comprometernos con la
realidad y la vida de los ancianos abandonados y los niños que viven con el VIH
Sida/TBC. Dos realidades, desde las cuales queremos configurar nuestro
discipulado en Jesucristo, Señor de la historia y la vida plena y santa.
Fuente:
Campaña de Solidaridad Compartir
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