En
el marco de la Fiesta de la Sagrada Familia, el Arzobispo de Piura, Monseñor
José Antonio Eguren Anselmi, celebró una Santa Misa en la Basílica Catedral de
la ciudad, donde se ofreció la Eucaristía por los niños y niñas víctimas del
aborto que fallecieron en Piura y Tumbes durante el año 2013.
En
su homilía, el Arzobispo de Piura dijo que con la Fiesta de la Sagrada Familia,
la Iglesia nos recuerda que el Hijo de Dios, que se encarnó en María la Virgen,
nació en el seno de un hogar, por ello, “la familia es la institución dispuesta
por Dios para la venida a este mundo de todo ser humano”. Por ello la familia
es “patrimonio principal de la humanidad” y “motor del mundo y de la historia”.
Recordó
que es en el hogar donde se educan los futuros ciudadanos y donde el patrimonio
espiritual e incluso físico de la Patria pasa a nosotros. “Es en la familia
donde somos formados en nuestra fe cristiana y católica y así aprendemos a
conocer, amar y seguir a Jesús, y en el Señor aprendemos a reconocer y defender
la dignidad de cada persona, de modo particular de la más frágil, de la más
débil, como la concebida no nacida, la enferma, la anciana, la marginada. No
hay nada que pueda sustituir el valor formativo de crecer en un ambiente
familiar bien constituido. La familia fundada en el matrimonio entre un varón y
una mujer, es lo más grande que posee toda persona humana”, subrayó.
En
otro momento de su homilía, Monseñor José Antonio Eguren dirigió su pensamiento
a los millones de niños y niñas abortados en el mundo entero, y también en
Piura y Tumbes, genocidio de nuestros tiempos. “Digo genocidio porque el aborto
como lo constatamos con dolor hoy en día en el mundo, es el asesinato
premeditado y sistemático de los niños por nacer. “El mayor genocidio del siglo
XX no ha tenido lugar en una guerra, en los gulags o en los campos de
exterminio. Es una matanza, de más de mil millones de víctimas inocentes, de la
que nadie habla: el aborto”, aseveró.
Asimismo,
exhortó a las mujeres que tienen la tentación de abortar que no lo hagan. “No
hay razón alguna que justifique la supresión de una vida humana, sea ésta de
índole económica, social o personal. La vida que es obra de Dios, no se debe
negar a nadie, en especial al más indefenso y pequeño de todos que es el niño
por nacer”.
Finalmente,
invitó a todos los fieles a rezar para que el mal del aborto no sea ni
despenalizado ni legalizado en el Perú. “De la verdad hacer el bien y evitar el
mal brotan los principios más particulares. Uno de esos principios es el del
respeto a la vida humana desde su concepción hasta su término natural, pues
este bien no es propiedad del hombre sino don gratuito de Dios”, dijo.
Fuente:
Conferencia Episcopal Peruana
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