Campaña de Solidaridad COMPARTIR este
año, promueve el respecto a la persona y su dignidad
Según el Registro de Estadísticas del Delito de Trata
de Personas y Afines (RETA), de la División contra la trata (DIVINTRAP) de la
Policía Nacional del Perú, entre el año 2004 y 2011 se registró 1663 víctimas
entre las edades de 12 a 25 años y 913 personas investigadas.
Por otro lado el Observatorio de la criminalidad de
Ministerio Público, en el año 2011, contabilizó 406 denuncias de trata de
personas y el total de presuntas víctimas: 767; y lo indignante es que el 58%
de ese total corresponde a menores de edad.
Frente a esta realidad, la Campaña de Solidaridad
Compartir 2013 quiere ponerse al servicio de la vida humana y del bien común.
En esta oportunidad enfoca su trabajo a favor de la persona ante la situación
de riesgo social en que viven.
La presente campaña está dedicada luchar contra la “Trata de Personas y Tráfico de
Migrantes”, un problema social que tiene que ver con la falta de acceso a la
educación e información, la erosión de las normas y valores morales.
La trata de
personas, que es una forma de esclavitud contemporánea vinculada al comercio de
seres humanos, quienes son objeto de “compra y venta” dentro o fuera de un país
para su explotación u otros fines ilícitos. La trata de personas es un grave
delito y una violación de los derechos humanos.
Al respecto, los días 22 y 23 de Agosto en las
ciudades de Juliaca y Puno, respectivamente
se realizará la colecta pública, donde voluntarios de la Campaña Compartir irán al encuentro de las
personas de buena voluntad, a fin de recaudar recursos para el financiamiento
de microproyectos sociales a favor de este grupo poblacional; Y el 25 de
agosto, también se llevará a cabo la colecta parroquial
La Campaña de
Solidaridad “Compartir” es una acción solidaria de la Iglesia Católica en el
Perú, que desde 1990 trabaja un tema diferente cada año, el cual es propuesto
por la Asamblea Anual del Episcopado Peruano. El propósito es inculcar en toda
persona la actitud permanente, el deber solidario, fraterno y comunitario de
compartir los bienes con el hermano que sufre.
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