
Moseñor evocó la fábula de la sal, indicando que los nuevos sacerdotes y diáconos son como ese mineral que condimenta la vida y la fe del hombre. …Los discípulos de Jesús justamente son los injuriados, perseguidos… son como la sal en la comidas, dijo.
Carrión Pavlich subrayó la labor de los nuevos misioneros, y precisó que su actuar deberá estar ligado a lo ético y moral. Su mandato misionero está destinado a ganar signos de Jesús, acotó. Asimismo, invocó fidelidad a Dios y Cristo, proliferando la buena nueva. Deben asumir la responsabilidad de ir y hacer discípulos de Cristo… que la palabra de Cristo se convierta en testimonio y en el mismo evangelio…, enfatizó.
Los primeros en recibir la orden, fueron los diáconos: Abdón Cruz Huacasi, de Puno; Juan José Moscoso Cárdenas, de Arequipa; Víctor Igor Carcomo, de Chile; y Josaphet Forero Ezpelta, de Colombia. Seguidamente, los flamantes sacerdotes: Alfredo Darío Curasi, de Mollendo; Guido Gutiérrez Juárez, de Ilo; Mario Arturo Urrego Arango, de Colombia.